viernes, 25 de septiembre de 2015

Fallando frente al “blanco móvil”


En la contraportada de la novela “Número 0”,  se lee que “Umberto Eco ha escrito  una novela que es el manual de comunicación de nuestro tiempo”, y esa frase, que me pareció en un principio un tanto atrevida, se ha ido confirmando a medida que he avanzado en su lectura.
El director del diario Domani, para el que se prepara esa edición cero, manda a sus reporteros a investigar, a buscar informaciones que les permiten adelantarse a los acontecimientos, usar su imaginación.  En otros momentos, les motiva a buscar en los archivos “reléase bien todas las noticias de aquel día… porque, si no recuerdo mal, aquella noche, los telediarios no hablaron del episodio”.  En fin, sigue las pautas en uso para hacer noticias.
En esta semana dos hechos me han llevado a reflexionar sobre lo que dice ese director y lo que ocurre en los medios nacionales: la muerte de Yogi Berra y la visita del Papa Francisco a una iglesia en Harlem, New York.
Yogi Berra, a quien el diario El País, de España, para no citar todos los calificativos de la prensa de New York, considera -además de jugador de béisbol- icono americano y filósofo genial!, al tiempo que expresa que “el “cátcher” de los New York Yankees resume en gran parte la historia de Estados Unidos”, o sea una personalidad, una leyenda.  La noticia de su muerte fue “trending topic” entre una amplia población que sigue el béisbol, incluyendo en República Dominicana.
Sin embargo, la prensa nacional se conformó con publicar cables recibidos de las agencias de prensa y ningún medio indagó nada más. Dada la amplia fanaticada local que sigue a los Yankees, los cronistas y periodistas deportivos que viajan cada año a la gran urbe, ¿no tenían  nada más que decir? Y aquí se recuerda la pauta de buscar los archivos, que Simei da a los reporteros de Domani: si alguien indagaba un poco  de seguro se enteraría que Yogi Berra estuvo hace unas décadas en el país, junto a los Yankees, en un intercambio de exhibición frente a los Astros del Houston, que jugaron en Santo Domingo y San Pedro de Macorís y que, inclusive, un fanático de los que allí acudieron conserva una postalita firmada por Berra.
Otro caso de hoy, que también ofrecía la oportunidad de hacer una noticia con un enfoque diferente, fue la visita del Papa al colegio Nuestra Señora de la Gracia en Harlem.  Desde hace semana los estudiantes de este centro se preparaban para ese momento, al igual que mujeres del barrio y miembros de la comunidad. ¿Y qué? Pues sencillo, en ese lugar, muchos niños y niñas son dominicanos, al igual que las mujeres… y más, frente a la iglesia unas hermanas dominicanas tienen un salón de belleza y participarían en la actividad.  En otras palabras, tendremos una información sin referentes nacionales, cuando los había por montones, pero nadie  indagó.
Las nuevas tecnologías son de gran apoyo para la labor periodística, pero la inteligencia para identificar el llamado “blanco móvil”  que tan bien describe el profesor M. A. Bastenier, “dar con lo imprevisto, explotar lo que se nos aparece en un instante, rectificar todo lo que estábamos haciendo para cobrar la pieza tan inusitada como valiosa.”, nos está faltando, o quién sabe, no la estamos usando.

Bastenier, M.A., El Blanco Movil (II), El País, 30 de enero de 2015 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿Un club para hombres?


Recientemente me llegó a través de las redes sociales la campaña para elegir una mujer al frente de Naciones Unidas y me entusiasmé.  Sin embargo,  recordé un comentario publicado en el desaparecido periódico El Siglo, donde valoraba que por los pocos  los puestos ocupados por mujeres, “parecería que Naciones Unidas quiere convertirse en un simple club para hombres, que en su caso sería el mayor club del mundo para hombres”.
Este año, cuando se conmemora el 70 aniversario de la fundación del organismo y en momentos en que a iniciativa de Colombia, apoyada por medio centenar de países, se propone la elección de una mujer como Secretaria General, los datos que se tienen sobre la participación de las mujeres no son muy alentadores.  Sólo el 24.6% de los puestos más altos de Naciones Unidas están ocupados por mujeres.
En las últimas  elecciones del Secretario General se ha considerado una relativa representación  regional, aunque tres secretarios han sido europeos, dos han sido africanos, uno latinoamericano y dos asiáticos, incluyendo al actual Ban Ki-moon, que termina su mandato en diciembre de 2016. Siguiendo esta “representatividad regional”, en esta oportunidad le tocaría a una persona de Europa del Este.
Solo dos mujeres han sido presentadas como candidatas, una en 1953 y otra en 1991.  En el 2006 también se intentó incluir a una mujer en el proceso,  pero no se logró.
De todos modos, en algo ha cambiado este club de hombres: más de una cuarta parte de los embajadores ante las Naciones Unidas son mujeres y varias mujeres encabezan agencias y programas del sistema.  Sin embargo, no podemos olvidar que los miembros del Consejo de Seguridad –China, Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña y Rusia- “negocian” entre ellos dicha elección, sin que se conozcan cuales son las bases en las que se sustentan.
Justamente, hacer más transparente el proceso es parte de lo que trata de lograr la iniciativa encabezada por Colombia,  que se invite a los países a presentar sus propuestas.  Otro aspecto que se propone  es la celebración de audiencias con las personas aspirantes.
A la fecha se mencionan nombres de mujeres destacadas, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, búlgara; Michelle Bachelet, presidenta de Chile; Kristalina Georgieva, vicepresidenta de la Unión Europea, búlgara; y Helen Clark, ex primera ministra de Nueva Zelanda y actual directora del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.  También se ha mencionada con posibilidades de ser considerada a la ex Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton. Corrientes de opinión consideran que, de no cambiar el proceso, la organización podría perder relevancia.
Desde el movimiento Equality Now se considera que una mujer como Secretaria General podría dar un gran impulso mundial a la igualdad de género y a la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. 
De aquí a diciembre 2016 es un camino de más de 14 meses por recorrer, ¿será suficiente para terminar la situación que motivó hace una década que una embajadora preguntara al ver el desfile de diplomáticos entrando a la sala “¿Hay una entrada separada para las mujeres”?, o ¿terminará el club para hombres al que se refería el artículo de 1993?


9 de septiembre de 2015