miércoles, 19 de diciembre de 2018

Mi historia. Michelle Obama

Hace un par de días que leí este libro, la autobiografía de la que fuera por ocho años la primera dama de Estados Unidos de América, y quedé impresionada por la sencillez de la narración.  Lo leí en español y en algún momento odié la traducción, quizás muy formal, el texto lucía rígido, perdiendo la gracia que me imagino tendría en inglés.


Los Obama fueron la familia presidencial cuarenta y cuatro, y la décimo primera que había vivido en la Casa Blanca por ocho años, o sea dos mandatos completos, y lo más destacado -tal como lo dice Michelle Obama- fueron y serían siempre, la primera familia presidencial negra.
Y con esta certeza y conciencia de su condición racial, y las no visibles limitaciones que esto supone en sus comportamientos, discurre la historia de Michelle, una mujer brillante, inteligente y muy enfocada en todo lo que hace.  Desde la primera página describe de manera llana el discurrir de sus días de infancia en una barriada de Chicago, de su humilde vivienda en el segundo piso de una tía profesora de piano, de la ocupación de su padre como empleado público en una instalación del acueducto local.   De su abuelo, que disfrutaba del jazz, y la dejaba tocar sus discos… detalles que nos llevan a los Robinson, una familia trabajadora, que apreciaba la música, los deportes, que eran miembros activos de su iglesia.

Asimismo, cuenta Michelle detalles de su esposo, Barack, como siempre lo llama, de sus sueños, de su capacidad de aislarse de todas las críticas, de no perder su entusiasmo y seguir adelante en su proyecto de gobierno. De su rol, sin “términos de referencias”, de primera dama por ocho años. De su afán de proteger a sus hijas y lograr que ellas tuvieran una vida “normal” viviendo en la Casa Blanca.

Para mí, ha sido una lectura interesante.  He conocido a una mujer decidida, de nuestra época, que ha enfrentado discriminación por ser mujer, por ser negra, pero no se ha dejado manipular por el machismo ni el racismo. Que ha sabido seguir su estilo, ajustándolo si lo consideraba necesario, vistiendo a veces ropas de marcas populares, o de diseñadores, usando vestidos sin mangas o zapatos planos, y sobreponiéndose de todos los titulares y arremetidas que esto suponía en los medios.

Casi al final de su historia se refiere a los comentarios de Donald Trump sobre el origen de Obama y dice “la gente empeñada en definirnos como “otros” llevaba años haciéndolo. Nosotros procurábamos elevarnos sobre sus mentiras y distorsiones, y confiábamos en que la manera en que Barack y yo vivíamos nuestras vidas mostraría a todos de verdad sobre quiénes éramos”.  Varias veces enfatiza en su afán de hacer “caso omiso del odio y no pensar demasiado en los riesgos”. (pág. 461)

Una historia que vale la pena leer. “Todo forma parte de un proceso, de una serie de pasos a lo largo de un camino.  Forjar tu historia requiere paciencia y rigor a partes iguales.  Significa no renunciar a la idea de que hay que seguir creciendo como persona” (pág. 515).  “Ser dueños de nuestro relato personal y único, expresarnos con nuestra auténtica voz.  Y hay algo que nos confiere dignidad, estar dispuestos a conocer y escuchar a los demás.  Para mí, así es como forjamos nuestra historia”, termina la narración. (pág.548)


Obama, Michelle, Mi Historia, Plaza & Janes, 2018

jueves, 8 de marzo de 2018

Talese mantiene sus valores por encima de la fama


Hace un par de semanas terminé de leer “El motel del voyeur”, ese libro de Gay Talese que desde que se anunciara su publicación en 2016 ha causado tanto revuelo.  Y no es que otros libros del autor no hayan sido también motivo de escándalo, es que éste hasta fue criticado por el propio autor, no conforme o inseguro con la información facilitada por el “voyeur”, Gerald Foos.

Siguiendo el estilo del llamado nuevo periodismo, Talese, nos presenta un buen reportaje, basado en las notas del diario de Foos, quien desde los años 70s fue propietario de dos moteles, adquiridos más que todo con la determinación de observar a sus clientes.  A partir de las notas del voyeur, Talese construye una historia, que en ocasiones parecería una novela de ficción dada las anotaciones de Foos, quien se considera un investigador de la conducta humana y la sexualidad, comparándose con Master and Johnson.

El contenido del libro es provocador y nos permite identificar a Foos como a un personaje atrevido y libidinoso desde su adolescencia.  Bien dijo Elvira Lindo en El País, “Un magnifico reportaje de suspense donde ambos, el voyeur y el periodista parecen rondar el delito”.[1]

Sin embargo, lo que quiero destacar de este nuevo libro de Talese, a quien he seguido desde que fuera editor del New York Time, es su condición de periodista investigador, quien en sus reportajes no quiere hacer ficción.  De ahí que esperara a publicar las notas del voyeur solamente cuando tuvo su aprobación para hacerlo con el nombre real de Gerald Foos.

Igualmente, es destacable el interés en comprobar los datos, tanto de Talese, como de la revista The New Yorker, donde se publicó un primer reportaje sobre el libro y luego el periódico Washington Post.  Cuando surgieron dudas, Talese rechazó en un primer momento promocionar el libro, decisión que cambiaría luego cuando pudo revisar datos dudosos.

Finalmente, lo más sobresaliente de todo el proceso seguido por Talese, fueron sus dudas sobre escribir un texto partiendo de una sola fuente, un solo interlocutor, un solo informante, careciendo de opciones para comprobar o contrarrestar lo registrado por Foos en sus diarios.

Partiendo de estos dos aspectos: comprobación de datos y búsqueda o dudas de escribir careciendo de una segunda fuente, considero que es un texto que pone sobre el tapete que cuando eres periodista, no importa la fama y el reconocimiento que tengas, no pierdes los valores primigenios del ejercicio de la profesión, algo tan en boga hoy en día.

Talese, Gay (2016) El motel del voyeur.  Penguin Random House Grupo Editorial, México




[1] El País, 16 de abril de 2016

martes, 9 de enero de 2018

De la agenda setting a la espiral del silencio: miradas desde el gobierno y los medios. 2da. parte

El corporativismo de los medios ha sido explicado por Edward Herman y Noam Chomsky, quienes en su libro Manufacturing consent: The political Economy of the Mass Media[i] (1988) explican los cinco “filtros” que pasan las noticias en interés de los medios de ajustarse al consenso político
 ·         Propiedad: los medios masivos de comunicación tienden a ser propiedad de grandes grupos corporativos con intereses creados en el status quo político y económico. Grupos enfocados a ganar dinero – ¡y quién lo duda!.
·         Publicidad: la mayoría de los ingresos provienen de la publicidad, no de las ventas. Los publicistas son en sí mismos representantes de los intereses de grandes corporaciones que rechazan las voces disidentes.
·         Fuentes: prevalecen fuentes oficiales o “establecidas” para las historias políticas y económicas.
·         Crítica: La cobertura crítica se enfrenta con una respuesta sistemáticamente hostil por parte del gobierno y de los ejecutivos empresariales, entre los que se incluyen demandas, presiones informales, retiros de publicidad, o la publicación de historias perjudiciales.
·         Ideología: Herman and Chomsky describen el anticomunismo como un ideología genuina y compartida en los medios de comunicación de la década de los 80s en los Estados Unidos. Actualmente prima una ideología anti-terrorista, anti-islámica o a favor de la globalización en las sociedades occidentales del año 2000. Por supuesto que hay otras sociedades que cuentan con sus propias ideologías oficiales.
En estos cinco filtros, como se ve, no aparecen las minorías.  No tienen representatividad dentro de las clasificaciones citadas.  Y ocurre aquí como en otros países. Un ejemplo muy a manos, cuantas personas murieron de manera violenta el 13 de marzo.  Según un recuento en un diario local y de acuerdo a estadísticas policiales, fueron más de 10, pero solamente nos enteramos de una señora baleada en Evaristo Morales. Las minorías no tienen voceros, ni influencias políticas o económicas destacadas.


Vigencia de las teorías del establecimiento de la agenda y la espiral del silencio
Si bien el contexto histórico ha cambiado, no así el contexto económico, que a partir de la globalización podría decirse que ha hecho a los países menos desarrollados –como el nuestro- más dependientes del llamado “poder blando”.
Según MoisésNain [ii] (2014), en su libro El fin del poder, “si hay un sector en el cual la transformación del poder está ocurriendo a diario, en todas partes y frente a nuestros ojos, es en los medios de comunicación social” (pag.317).  Sin embargo, este mismo autor, se cuestiona si esto  supone menos poder para los medios tradicionales y concluye afirmando que NO necesariamente.
Este autor destaca el surgimiento de nuevos medios en Finlandia y Suiza que han dejado a un lado las noticias de las tendencias dominantes, como serían las referentes a Merkel, Holland u otros líderes europeos y se han vuelto al localismo, a lo que interesa a los residentes de un cantón, noticias sobre el alcalde de la ciudad u otras, todas fuera de las líneas informativas de los medios tradicionales.
Surgen cambios, como el periodismo ciudadano, el pequeño periodismo, de los blogs, de los profesionales, las redes sociales, pero hasta ahora no hay evidencias de que sustituyan a los medios tradicionales, más bien investigaciones revelan que son adiciones que vienen a complementar a los actores tradicionales en el sector.  Se destacó en un análisis de Pew Research Centre, que el día de las elecciones de Estados Unidos las estadísticas indicaron que un alto porcentaje de personas prefirió seguir los resultados por la televisión, ¿y?

Agenda política y agenda mediática.
La agenda política tiene gran peso en la agenda mediática.  Vimos que Herman y Chomsky mencionan entre sus filtros a la publicidad y las fuentes oficiales. 
En nuestro país, según  Media Express,  el gobierno se encuentra entre los principales 10 anunciantes, circunstancia que le concede gran influencia en los contenidos de los medios, claro en unos más que en otros, pero sin duda con gran impacto. Algunos periodistas independientes se han referido al “control” que se ejerce a través de la asignación de publicidad.
Lo mismo ocurre con las fuentes oficiales, cuáles son esas fuentes: en un 90% son fuentes gubernamentales. Las organizaciones de la sociedad civil son fuentes de información a partir de una conferencia de prensa, una declaración u otra convocatoria, pero los medios no siempre les conceden una cobertura permanente.
La agenda política matiza todos los contenidos, y yo me atrevería a decir que en nuestro país tiene mayor influencia que en otros. Aún cuando la sociedad de la información está inmersa en un proceso de transformación, donde el acceso a medios se ha abierto a millones de personas que hasta hace unas décadas permanecían al margen del sistema de información,  apenas se perciben espacios en los grandes medios donde se de voz a las minorías.  Las redes sociales tienen sus públicos, pero los que deciden, los grupos de poder, todavía “escuchan” a los grandes medios –claro con excepción del presidente de Estados Unidos- de quien se dice quiere gobernar a través del twitter.  Millones de seguidores, decenas de mensajes diarios, pero con la más baja aprobación en los primeros 100 días de gobierno.
El silencio de las minorías.
Las minorías no están completamente fuera de los circuitos informativos, pero aún les falta mucho. La creciente popularidad de los dispositivos móviles han provocado un aumento increíble del consumo de noticias, mejoras de la calidad, pero  los consumidores prefieren aplicaciones y páginas web de empresas de información serias y con reputación de ser objetivas.
Quizás el cambio, la transformación que se espera, requiera de más tiempo, del momento en el que las barreras en torno al poder, que menciona Nain (pag.62) y que impiden que nuevos actores desplieguen suficiente fuerza con posibilidad de competir, sean derribadas completamente, lo que permitirá la irrupción de nuevos medios y nuevas voces.



[i]Herman,Edward y Chomsky, Noam, (1988)Manufacturing consent: The political Economy of the Mass Media, Pantheon Books, United States
[ii]Nain, Moisés (2014) El fin del poder. Libros El Nacional,  Venezuela

¨*Notas para mi participación en el coloquio  "De la agenda Setting a la espiral del silencio, miradas desde el gobierno y los medios" organizado por Artecom, Departamento de Comunicación Social, PUCMM