lunes, 27 de julio de 2015

Leer para escribir


Conocer sus instrumentos de trabajo es una condición sine qua non para toda persona que se considere profesional en determinada área, ya sea el carpintero que manejará muy bien su martillo y serrucho, el cirujano que sabrá cual bisturí es apropiado para cada incisión o el abogado, que conocerá los códigos  y las leyes a cabalidad para desempeñarse apropiadamente en su área.
Ese manejo de los instrumentos de trabajo parece que se está pasando por alto cuando nos referimos a los periodistas, cuyos instrumentos son las palabras, el idioma español. Día a día en los medios vemos el uso inapropiado de palabras, de vocablos cuyo significado no van acorde con la idea a expresar o de adjetivos que no aportan nada a la idea a expresar.
Recuerdo al profesor Rafael González Tirado, en cuyas clases de Castellano I y II en la UASD, nos repetía  la importancia de ampliar nuestro vocabulario, de pasar de esas 200 palabras que todos repetimos, de asegurarnos del uso correcto.de cada vocablo, de conocer el origen de muchas palabras que usamos los dominicanos, especialmente algunos anglicismos… en fin, insistía en el buen manejo de nuestro principal instrumento de trabajo: nuestra lengua.
 Los fines de semanas normalmente invierto más tiempo en leer periódicos y revistas, ya sea impresos o en forma digital, la lectura es más calmada y noto más “rarezas”.  Y en este, especialmente, han sido notorios casos como “la inducción de Pedro Martínez en el Salón de la Fama”,  clara traducción del verbo en inglés, cuando en español se dispone de ingresar.  Otro titular dice “Harán cremación hoy a los  restos de Héctor Aristy”, y me pregunto, ¿no era suficiente el verbo cremar, que ya supone una acción en sí mismo?
Otros casos que se han hecho frecuentes son lanzar y aperturar: lanzar un proyecto, anglicismo que quiere sustituir a los verbos presentar o iniciar, pero que al parecer pasaron de moda.  Y aperturar, verbo que no existe en español, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, pero que en nuestros medios ha sustituido al verbo inaugurar. 
En las páginas de deportes se lee que un equipo ganó por goleada, pero cuando se ven los detalles de la información la victoria fue 1-0, ¿cuál fue la goleada?.  En la publicidad se he hecho común el verbo lacear para describir la capacidad de algunos productos de poner lacio el pelo, pero lacear según el diccionario de la RAE significa adornar con lazos/atar con lazos, disponer la caza para que venga al tiro, tomándole el aire; ¡nada que ver con el pelo lacio!
¿Nos faltan lecturas o vivencias profesionales? Miguel A. Bastenier, decía, en uno de sus didácticos artículos en el diario español El País,  “El corolario de todo ello es que los periodistas para ejercer su profesión en plenitud han de vivir en el interior de la lengua, sentirse rodeados por lo que llamo "el líquido amniótico" del castellano…”[i]







Lo periodístico del castellano. M.A. Bastenir

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