La semana pasada se celebró en la vecina isla de
Puerto Rico el VII Congreso
Internacional de la Lengua, evento muy reseñado en la prensa española, pues fue
inaugurado por Felipe VI, rey de España, ante la presencia del gobernador de
Puerto Rico y los presidentes de Panamá y de la República Dominicana, así como
académicos, autoridades y escritores.
Además de un breve reportaje en Televisión Española
–TVE- que me llamó mucho la atención, he tenido oportunidad de leer otras
informaciones en periódicos nacionales y
en la versión internacional de El País de España.

Sin embargo, en mi opinión, esa falta de ortografía y
dada la importancia de la actividad, no era óbice para que fuera lo más
destacado en un informativo internacional. En ese momento recordé la teoría de
comunicación social denominada Imperialismo Cultural.
Bien, pero lo más llamativo de la inauguración, y que
El país ha denominado “El lío de EE.UU. y Puerto Rico”, fue que el rey español
inició su discurso diciendo: “La Reina y yo
sentimos una gran alegría por viajar nuevamente a los EEUU de América y por
hacerlo poco después de haber visitado La Florida”, dejando de
lado que Puerto Rico no es precisamente territorio estadounidense.
Y continuando con
este enfoque, el Director del Instituto Cervantes destacó en su discurso que
“era el primer congreso internacional de la lengua que no se celebraba en
Hispanoamérica”. Tremendo. En ese momento se inició la polémica, que
según las informaciones publicadas no terminaron ni con la clausura del
congreso, pues si hay un país donde el español es una especie de reivindicación
de los orígenes hispanos es Puerto Rico.
Pueden darse explicaciones a estos casos, tanto del
rey español, como del director del Instituto Cervantes, especialmente
relacionadas con el interés de destacar el crecimiento del español como segundo
idioma más hablado en el mundo, y de los esfuerzos para aumentar el número de
hablantes del español en Estados Unidos de América, pero ignorar el valor que
en Puerto Rico se da al español, parecería motivado más que todo, por “una
torpeza diplomática”, como ya dijo el escritor Eduardo Lalo.[i] Si la falta de ortografía fue vergonzosa,
estas “confusiones” lo son más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario