sábado, 13 de febrero de 2021

Cuando los “numeritos” no son suficientes para entrar a Cooperstown

 
Hace días que estaba por escribir sobre la frustrada entrada de nuevos jugadores al Salón de la Fama del Beisbol, en Cooperstown.  Y, mi interés no es tanto por el beisbol, sino para mis estudiantes de Comunicación Estratégica y esos casos de discusión sobre imagen y reputación, intangibles tan valiosos para cualquier empresa.

Ya en el 2000, cuando John Rocker, pitcher del equipo de Minnesota, habló mal de los neoyorkinos, de las personas enfermas de SIDA, de las madres solteras e insultó a un compañero, diciéndole “mono”, su equipo no hizo nada, pero las Grandes Ligas de Beisbol (MLB, por su siglas en inglés) pidieron que se sometiera a pruebas psicológicas y a partir de esos años con el tema de los esteroides, de la violencia doméstica y otras conductas inapropiadas se han impuesto multas y acciones disciplinarias a jugadores, unos muy famosos y otros no tanto.

Entonces, podríamos preguntarnos, ¿Por qué la liga asume ese rol?  El negocio o la industria del beisbol es multimillonaria, miles trabajan para ellas, sus públicos son millones y justamente su imagen y reputación son intangibles muy valiosos, que cualquier empresa en el mundo transparente de hoy tiene que protegerlos.

Para los autores Tironi y Cavallo (2011) [i]las tendencias de este siglo suponen una alta incidencia de neo individualismo, un exacerbado culto a la transparencia y a la rendición de cuentas, que hacen que toda organización esté bajo pesquisa.

En su texto “Comunicación Estratégica” enfatizan que las empresas son entes sujetos al escrutinio, igual que los gobiernos, las iglesias o los medios de comunicación.  “El capitalismo se hace cada vez más público, y en su cíclica, irregular e imprevisible evolución, arrastra sin retorno a su principal protagonista: las empresas privadas”. (p.63)

La MLB es un gran emporio privado y como tal está sujeto al escrutinio público. Cuida y protege su imagen y su reputación de acuerdo con los tiempos y considerando a todos sus públicos.  De más está decir que los fanáticos, consumidores del beisbol a través de todos los medios y aplicaciones que existen ahora, siguen las tendencias actuales en cuanto a valoración de la imagen y reputación.

Cuando leí que un jugador que no fue elegido, por unos cuantos votos, al Salón de la Fama tenía excelentes “numeritos”, pero que tenía una historia de conflictos con sus compañeros de equipo, y algunos medios lo califican de racista xenófobo y supremacista blanco, me quedó claro que la protección de la imagen y reputación de la industria del beisbol primó sobre sus récords. No olvidemos que los periodistas que votan son parte de la industria.



[i] Tironi, E. & Cavallo, Ascanio (2011) Comunicación Estratégica, Vivir en un mundo de señales. Taurus, Chile

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