En mis lecturas, un poco rezagadas en cuanto a las tendencias recientes entre mis amigas, hace unos días terminé de leer la tetralogía Dos amigas, de la italiana Elena Ferrante. Novelas que me atraparon y cuya lectura, a pesar de la extensión de cada libro, se hace muy fácil.
Y hoy quiero
comentar sobre las mujeres que protagonizan esta zaga, cuyos títulos sirven
como un anzuelo para su lectura: Dos amigas, Un mal nombre, Las
deudas del cuerpo y La niña perdida.
El protagonismo de estas novelas está encabezado por mujeres, mujeres
rompedoras de los esquemas sociales de la época, adelantadas a su tiempo, a
pesar de que sus vidas se desarrollan en entornos adversos.
Estas mujeres,
Lunu y Lila, unidas por una amistad que se inicia en el vecindario donde
transcurre su niñez, van a desarrollar una relación que en ocasiones parece
llena de complicidades y en otra más bien de envidia y recelo. Pero, hasta el final de la saga
permanecerá. Aunque en la tetralogía se
desarrolla la vida de las protagonistas desde la infancia no creo que pueda
considerarse en la línea del bildungsroman[1].
No son mujeres
idílicas. Son mujeres inteligentes, que leen, que escriben; no son perfectas,
pero tampoco pretenden serlo. Asumen el machismo, incluyendo la violencia
doméstica, como algo habitual y normalizado, pero tampoco dudan en engañar al
marido, ni en dejar a los hijos e ir tras el hombre que aman.
Nápoles es la
ciudad en la que se desarrollan las andanzas de las dos amigas, cuyas vidas se
nos van revelando a lo largo de las novelas.
Es interesante apreciar que estas historias que cuenta la Ferrante,
presentan sin filtros las vivencias de un barrio pobre de una ciudad, en la que
se desarrollan todo tipo de actividades. Intervienen personajes fascistas,
otros camorristas y comunistas.
Nos enteramos de los entretelones de los
negocios de la familia rica del barrio, de los sufrimientos de la viuda
enamorada, de la profesora que guía a Lenu a seguir sus estudios, del
carpintero acusado de asesinato, del dueño de la pastelería y su familia, del
prestamista y sus hijos, del hijo del verdulero, en fin, de todo un entramado
de hombres y mujeres que son testigos, a veces, y otras coprotagonistas de las
andanzas de las dos amigas.
Toda una serie de
historias que nos llevan a momentos donde priman las emociones, el dolor o el
miedo. Para algunos críticos, con mucho de costumbrismo y un poco de fatalismo,
pero para otros llenas de tramas ocultas.
Desde cualquier punto de vista, son novelas que seducen al lector, no
creo que nadie quede impasible.
A. Benito, en su
blog Miss Carbonara, ha invitado a brindar por las escritoras como Elena
Ferrante “que defienden a la mujer imperfecta, que lee, estudia y, sobre todo,
no se deja dominar”.
[1] género narrativo que se caracteriza
por presentar una evolución en el personaje protagonista a lo largo de sus
páginas, y que lleva a una identificación entre lector y personaje.
Benito. A (2017) https://misscarbonara.com/
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