Desde hace un par de años he ido acumulando una cantidad de libros que ya no me interesa conservar, unos porque ya no se dispone de espacio en los estantes para conservarlos y otros que valoro pueden ser de interés para nuevos lectores. Con esto sigo una práctica de Armando, quien periódicamente purgaba su estantería y regalaba paquetes de libros ya leídos por él.
¿Pero que me ha ocurrido? No he encontrado a quien le atraigan a pesar de mis intentos y contactos con posibles interesados, como fue el caso de una persona nombrada director de cultura en una ciudad del sur, con quien hable al día siguiente de su designación en 2021. Todavía espero que venga a recogerlos.
En otra ocasión contacté a un joven animador social -que ahora veo se promueve para diputado- a quien conozco desde hace años. ¡Ah Si! Muy interesado, pero hace más de un año que vendría por los libros y no ha llegado.
Recientemente, en una actividad cultural en la Sultana del Este, hable con el encargado de cultura del municipio, quien realmente no se mostró muy interesado, pero le deje mis datos para contactarme más adelante. Aún lo espero.
Hace un par de semana llame a un centro escolar que promueve mucho en las redes sociales sus actividades culturales. Aquí me pidieron un listado de los libros, algo que no dispongo. Le explique que en su mayoría son de autores reconocidos y que son libros en perfectas condiciones. Ahí quedó la conversación.
Viendo las cajas de libros, me pregunto, que nos pasa, ¿tenemos miedo o temor hacia los libros? No creo que sea miedo, pues los libros no representan peligro. Entonces es temor, emoción artificial que nos hace huir de situaciones de peligro imaginario, o es ¿recelo de un daño futuro? Este recelo de daño futuro me recuerda la etapa en que la Iglesia Católica disponía o dispone (?) de un listado de libros prohibidos, pero no creo que estos libros caigan en esa categoría.
Mientras tanto, seguiré conservando las cajas de libros, viendo con pesar, como se desaprovechan oportunidades de transportar a los lectores a nuevos lugares y situaciones. Expertos consideran que con la lectura se aumenta la inteligencia, se estimula la creatividad, se ejercita la memoria y se activa la empatía, entre otros beneficios.
[1] Definición de miedo en el
Diccionario de la RAE/https://dle.rae.es/miedo?m=form
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