En un par de días leí esta novela de Elvira Lindo, que tantos comentarios ha merecido desde su puesta en circulación, ya que da una nueva mirada a la niñez, alejada de su celebrado personaje Manolito Gafotas y la no tan famosa Olivia, que por años fueron protagonistas de múltiples historias infantiles y juveniles creadas por esta autora.
Antes de
leer En la boca del lobo (2023) conocía a Elvira Lindo como periodista, por sus
textos en el periódico El País, donde destacaban sus habilidades como
redactora, que con grácil vocabulario describía situaciones muy disímiles. Ha sido merecedoras de premios como escritora
de literatura infantil y juvenil (1988), premios como novelista (2005) y como
periodista (2015). También ha trabajo en el cine, como guionista y actriz.
Cuando leía
las páginas de En la boca del lobo, en la que se narra la maternidad no deseada
de Guillermina y la incomprensión de Julieta, y su viaje a La Sabina, el pueblo
natal de Guillermina, venían a mi mente los tantos casos de niñas abusadas en
nuestro país, sin la debida protección y en la total ignorancia de sus casos.
En esta
novela Lindo nos lleva a La Sabina, ese poblado de la llamada España vaciada,
donde permanece un puñado de vecinos y sus vidas transcurren lentamente,
rodeados de una rica naturaleza. De La Sabina
salió Guillermina embarazada de Julieta, fue como una huida, acompañada de su
madre, la abuela que tanto protegió a Julieta.
Ahora vuelve a recuperar la casa familiar.
El pueblo
es un nuevo mundo para Julieta, allí establecerá relaciones con las vecinas y
con Emma, la maestra que vive en las afueras del pueblo, ignorada por los
vecinos y presentada como un monstruo. Allí la niña conocerá por los vecinas de cuentos y leyendas , así como del miedo,
odio, amor y esperanzas, que también están presentes en sus sueños y
pesadillas.
Desde las
primeras páginas se describe esa relación atípica entre Julieta y su madre. La hija protege a la madre y la madre vive su
vida sin detenerse en la hija. Solo el
llamado de la tutora hace que la madre se entere de la situación escolar de la
joven. Es una desprotección afectiva
total, es un no interesarse en nada de la hija, ni siquiera del abuso que
sufría por las parejas que tenía y que llevan a Julieta a una negación total,
su vulnerabilidad e indefensión han llegado a un extremo tal que expresa “de
haber sabido verbalizar mi rabia la hubiera gritado, mírame a mí de una puta vez,
sálvame tu ahora” (p.19)[1]
Es un libro
que en algunos momentos se desarrolla con cierto suspense, sabemos que algo
ocurre, pero no se describe. No hay descripciones del abuso, es algo que se va
intuyendo a medida que se leen las páginas.
Es la explicación no verbalizada de la negativa de Julieta a regresar con
su madre. Es una mirada diferente de
Elvira Lindo hacia la infancia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario