miércoles, 15 de mayo de 2024

Una mirada a las protestas universitarias en Estados Unidos

 Cada día dedico tiempo para leer los periódicos dominica
nos, ya sea en su versión impresa o en línea.
  A veces es un ejercicio rutinario, otras veces leo con ojos críticos y me detengo en editoriales, columnas y comentarios.  Así fue como me encontré con un comentario donde se califica de “niñatos de élite” a los estudiantes involucrados en protestas pro- palestinas en universidades de Estados Unidos de América.  Y recordé esa frase de dos colegas que se refiere a “decir lo que le sale de la barriga” a muchos que ocupan espacios en los medios y redes sociales. Se saltan antecedentes y contexto.

Justamente en los medios norteamericanos, y de otros países, se está analizando ese movimiento estudiantil como un reflejo de las protestas contra la guerra de Vietnam en los años 60 y 70. Protestas a gran escala, dentro y fuera de los campus, que algunos historiadores consideran que presionaron a la Administración Nixon a acelerar la retirada de EUA de Vietnam.

Asimismo, estas protestas estudiantiles se están valorando como un cambio de paradigma, una nueva perspectiva del mundo en la sociedad estadounidense. “Un cambio de paradigma, según el filósofo estadounidense Thomas Kuhn, implica la aceptación de una nueva teoría para explicar el mundo que nos rodea.”[i] En este caso, podría estar relacionado con el enfoque que la sociedad estadounidense da y responde a los conflictos internacionales.

Además de la violencia policial y el apresamiento de decenas de estudiantes, otros analistas destacan la persecución contra directivos universitarios que de manera subyacente se está dando, bajo la consigna de no combatir el “antisemitismo”, que en la narrativa oficial está sustituyendo a “comunismo” de las 60s.  Ya han renunciado las presidentas de la Universidad de Pensilvania y la de Harvard. También se citan presiones contra firmantes de cartas de solidaridad; es el caso de las actrices Susan Sarandon y Melissa Barrera.

Analistas consideran que estas manifestaciones pueden indicar un cambio de etapa en la sociedad estadounidense, en la que los estudiantes universitarios se asuman como catalizadores del cambio estructural, tal como ocurrió con las sentadas en lugares reservados para blancos en los años 60, a favor de la eliminación de la segregación racial.[ii]

Actualmente los estudiantes  además de demandar un alto al fuego en Gaza y la libertad del pueblo palestino, demandan que las instituciones educativas se desvinculen de cualquier empresa o institución que respalde las acciones militares de Israel en Gaza o que tenga relación comercial con el país.

Más allá de valorarlas como movilizaciones de “jóvenes presuntuosos e inmaduros”[iii], y solo considerar las protestas en las universidades de élites, conviene ver que existe un historial de activismo en los campus universitarios y que allí se incuban cambios sociales a mediano y largo plazo, como ha ocurrido antes.

domingo, 5 de mayo de 2024

La verdad sobre la prensa en España

 
Hace un par de días que terminé de leer El Director[i], el libro en el que David Jiménez cuenta “la verdad sobre la prensa” en España tras su experiencia de un año dirigiendo el diario El Mundo.  Es una narración con un ritmo vibrante, como una especie de película de suspense, que aun cuando sabes el final, tienes prisa por leerlo para conocer los detalles, el cómo se llegó hasta allí.

Jiménez es un gran narrador, un cronista, no en vano trae consigo largos años como corresponsal en la región de Asia, cubriendo guerras, desastres y revoluciones. Experiencias que podrían parecerse a lo que vivieron el reportero y el fotógrafo en la película El año en que vivimos peligrosamente.  Sin embargo, parecería que su año en la dirección del diario español, tuvo más riesgos para su ética que su larga trayectoria como corresponsal.

Llegar a la dirección de un gran diario en situación de declive, con acuerdos y promesas que no se cumplen, con una visión innovadora sobre el diarismo, supone un choque frontal para el autor.  Desde el Índice del libro, y los títulos de algunos de los 20 capítulos, se percibe cómo fue el discurrir de la dirección:  Los nobles, Palacio, Balas perdidas, Los Poetas Muertos, Cosa Nostra, El Sistema, Ratas de redacción, La Reina, El Sindicalista, La traición y El director, pueden guiarnos a entender la situación.

El Director, con siete ediciones desde su aparición en 2019, es una especie de crónica con un final anunciado, que va dejando lecciones sobre como se vive una redacción, con algunos redactores que se consideran “estrellas”, donde hay grandes rivalidades y lo peor, el juego, no tan secreto, ni tan discreto, entre los medios y el poder. 

A pesar de todos los augurios de desaparición de los periódicos impresos, estos siguen vigentes y en una lucha frecuente contra el establishment político y económico. Jiménez narra esas presiones, no tan discretas, a que se ve sometido y recuerdan películas como Los archivos de pentágono o Spotlight, en la que la publicación de informaciones fruto de investigaciones se quiere restringir para no “afectar” al poder.  Similares  tácticas fueron ejercidas sobre el autor para evitar la publicación de El Director.

“La suerte de un director de periódico depende en España de todo, menos de lo bien o mal que hiciera su trabajo”.[ii] Esta frase concluyente tras una negociación con un jerarca del mundo del futbol evidencia la certeza del autor sobre el impacto distorsionador de lo externo en su trabajo.

Es un libro que todo periodista, no pseudo comunicador o influencer, leerá con fruición, encontrándose con situaciones conocidas o vividas en su redacción; y para los estudiantes de periodismo, a quien el autor dedica su libro, puede ser una guía.

 

 



[i] Jimenez García, D. 2019, El Director, secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo.España

[ii] Pag.186