nos, ya sea en su versión impresa o en línea. A veces es un ejercicio rutinario, otras veces leo con ojos críticos y me detengo en editoriales, columnas y comentarios. Así fue como me encontré con un comentario donde se califica de “niñatos de élite” a los estudiantes involucrados en protestas pro- palestinas en universidades de Estados Unidos de América. Y recordé esa frase de dos colegas que se refiere a “decir lo que le sale de la barriga” a muchos que ocupan espacios en los medios y redes sociales. Se saltan antecedentes y contexto.
Justamente
en los medios norteamericanos, y de otros países, se está analizando ese
movimiento estudiantil como un reflejo de las protestas contra la guerra de Vietnam
en los años 60 y 70. Protestas a gran escala, dentro y fuera de los campus, que
algunos historiadores consideran que presionaron a la Administración Nixon a
acelerar la retirada de EUA de Vietnam.
Asimismo, estas protestas estudiantiles se están
valorando como un cambio de paradigma, una nueva perspectiva del mundo en la sociedad
estadounidense. “Un
cambio de paradigma, según el filósofo estadounidense Thomas Kuhn, implica la
aceptación de una nueva teoría para explicar el mundo que nos rodea.”[i]
En este caso, podría estar relacionado con el enfoque que la sociedad
estadounidense da y responde a los conflictos internacionales.
Además de la violencia policial y el apresamiento de decenas de
estudiantes, otros analistas destacan la persecución contra directivos
universitarios que de manera subyacente se está dando, bajo la consigna de no
combatir el “antisemitismo”, que en la narrativa oficial está sustituyendo a
“comunismo” de las 60s. Ya han
renunciado las presidentas de la Universidad de Pensilvania y la de Harvard. También
se citan presiones contra firmantes de cartas de solidaridad; es el caso de las
actrices Susan Sarandon y Melissa Barrera.
Analistas consideran que estas manifestaciones pueden indicar un cambio
de etapa en la sociedad estadounidense, en la que los estudiantes
universitarios se asuman como catalizadores del cambio estructural, tal como
ocurrió con las sentadas en lugares reservados para blancos en los años 60, a
favor de la eliminación de la segregación racial.[ii]
Actualmente los estudiantes además de demandar un alto al fuego en Gaza y
la libertad del pueblo palestino, demandan que las instituciones educativas se
desvinculen de cualquier empresa o institución que respalde las acciones
militares de Israel en Gaza o que tenga relación comercial con el país.
Más allá de valorarlas como movilizaciones de “jóvenes presuntuosos e
inmaduros”[iii],
y solo considerar las protestas en las universidades de élites, conviene ver
que existe un historial de activismo en los campus universitarios y que allí se
incuban cambios sociales a mediano y largo plazo, como ha ocurrido antes.
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