martes, 27 de febrero de 2024

Nos arropa la mediocridad

 Hace unas semanas, cuando me enteré de que una “famosa” exponente de rap, dembow y trap había sido invitada a participar en Estados Unidos de América en una actividad para conmemorar la dominicanidad, me interesé en conocer sobre ella, más allá de su dúo con Rosalía, con J. Baldin y su encuentro con Madona, entre otros. 

Y realmente que, al leer sus letras, que ni siquiera me atrevo a llamar canciones y ver sus videos, me quedé sorprendida por sus contenidos sexualmente explícitos.  Llama mucho la atención que en un artículo de 2022 se le identificara como la versión femenina de Bad Bunny [i], que para mi sería una pareja muy dispareja, como dicen por ahí.

La carrera del puertorriqueño actualmente está siendo estudiada en dos universidades en Estados Unidos de América. Este artista estudió comunicación audiovisual y además de sus archiconocidas letras, junto a Residente ha sido parte de un movimiento para presionar al gobierno de Puerto Rico sobre diferentes temas.  Su activismo en ese contexto no es para considerarlo un cantante de música de protesta, pero sí de denuncia de la situación en su país, como es el caso de la pieza el Apagón.

En la Universidad de San Diego, en la presentación del curso de postgrado en el área de Comunicación, su coordinador dijo a BBC Mundo que iban a analizar “la manera en que Bad Bunny ha usado los medios para hablar sobre temas sociopolíticos y cultura, pero también de representación y latinidad. Discutiremos asuntos que ocurren en Puerto Rico, como el colonialismo y el desplazamiento de su población.” [ii]

Otra artista que ha sido objeto de estudio en universidades es Taylor Swift, cuyas letras se consideran con gran influencia en la cultura estadounidense y con millones de seguidores. Swift aboga por la equidad de género, la legalización del aborto, los derechos LGBTQIA+, crítica la supremacía blanca, la brutalidad policial, el sexismo y la homofobia. 

En nuestro país, todo queda en la vulgaridad y el escándalo, que aparentemente son el atractivo de algunos personajes denominados “celebridad de internet” y su mediocridad es lo que se expone.  La cultura de los “likes”, de los millones de “views” nos arrolla.  Con frecuencia grandes marcas siguen esas tendencias e invierten sus presupuestos de publicidad en estos personajes. Una pena.

Hace unos días Alfonso Quiñones, editor en El Caribe, escribió el comentario La rentabilidad del escándalo[iii], que describe perfectamente a lo que nos referimos. Asimismo, José Báez Guerrero, en su columna en periódico El Día[iv], se refirió a la “artista” Tokischa” considerando que “esa pobre desquiciada representa una parte muy dañada de nuestro país.”

Para completar la muestra del enfoque local sobre los personajes, que no artistas, que merecen “reconocimiento”, premios Soberano, acaba de nominar a otra exponente nacional del reguetón, más reconocida por sus escándalos con su expareja, pero con millones de “views”.  La más viral, se hace llamar. ¡De verdad que nos arropa la mediocridad!

 

domingo, 25 de febrero de 2024

Mucho teatro en los 90s

 

Sigo hurgando en los programas y folletos de actividades culturales que “tiré en una caja” por muchos años. Por el número de materiales sobre obras teatrales se podría deducir que la escena teatral estuvo muy activa.  En el 1999 se celebró la I Muestra dominicana de Teatro, en el Palacio de Bellas Artes, con unos horarios muy favorecedores para la asistencia del público, 10 de la mañana, 7 y 9 de la noche.

Se destaca el 20 aniversario del grupo Alta Escena[i], que conmemoró con la obra El león en invierno y en su programa agradece a sus colaboradores y patrocinadores.  Se llevaron a escenas una diversidad de obras a cargo de diferentes agrupaciones teatrales, que sería prolijo enumerar aquí.

En esta década el desaparecido Arturo Rodríguez Fernández[ii] desarrolla una gran producción teatral y en 1991 bajo la dirección de Danilo Taveras hace el estreno mundial de Hoy no toca la pianista gorda. Más adelante y aliado al director Enrique Chao[iii] presenta Liquidación Total, Las mujeres de enfrente, Parecido a Sebastián y Todos menos Elizabeth.  Todas con gran éxito de público y buena crítica. 

En 1999 se celebró el Segundo Festival de teatro Iberoamericano y del mismo encontré en mi caja los folletos de Madame Curie, El Quijote y La baratería.  Del Primer festival encontré el folleto de El coronel no tiene quien le escriba, pero sin fecha.

Fue una década de una variada programación teatral.  Espigas Maduras y La cena de las solteronas, ambas de Franklin Domíngue[iv]z, Tartufo, Des-concierto, Entre Dios y el Diablo, La Soga, El beso de la mujer araña, El viaje chino, La Fila, Juego Mortal y Hazlo como mi mujer, Emily y Picnic, son algunas de las obras de las que conservo sus programas.  Viéndolos en detalle, se puede conocer quién es la gente de teatro con años de trayectoria, que empresas han patrocinado siempre las actividades culturales y hasta quienes dirigían el Teatro Nacional.  Mucha información de interés.

Ballet

En estos años 90 Danzarte hizo diversas presentaciones de las que tengo los programas de Suite de la Bella Durmiente y Estrellas en Danza, con invitados de la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Danzas en concierto fue presentado por la Escuela de Ballet Magda Corbett.  Conservo un fasciculo de la presentación de Estrellas del Ballet Soviético y un colorido programa del musical Fama, a cargo de una compañía estadounidense.

El cine  comienza a despuntar y tengo a manos el Pasaporte invitación para Nueba York, de Ángel Muñiz, todo un hito en 1993. En 1996 Pericles Mejía presenta, en una gala primer, su película 4 hombres y un ataúd. En octubre 1997 Armando estuvo en Nueva York para ver Buscando un sueño, de Joseph Medina, Jaimepiña y David Castillo. De las producciones de René Fortunato conservo los programas de Trujillo el poder del jefe (1996) y la Herencia del Tirano (1998). 

Si bien, a nivel internacional los años 90s constituyeron la Post Guerra Fría o el Fin de la Historia, con un reordenamiento del poder mundial, en nuestro país parecería que fueron años de efervescente producción cultural, donde productores y patrocinadores ofrecieron variados programas al público.

 

viernes, 9 de febrero de 2024

La fascinación por los secretos del Kremlin


Hace unos días leí El mago del Kremlin[i], novela de Giuliano da Empoli*, que ha provocado tantos comentarios en los medios europeos, mereciendo reconocidos galardones como es el Gran Premio de la Academia Francesa, el Honoré de Balzac, y finalista del Goncurt y del Interallié.  Su éxito en ventas ha sido arrollador, según notas leídas.

Aunque en diferentes presentaciones de esta obra se dice que “todo es ficticio”, en la página de créditos del libro publicado por Seix Barral se lee: “Esta novela está inspirada en hechos y personajes reales, a quienes el autor ha prestado una vida privada y unas palabras imaginarias.  No obstante, se trata de una auténtica historia rusa.”  ¿Una provocación a los lectores?

Y es que además de estar escrita con un estilo impecable, narra hechos y decisiones de alta política durante 20 años en el centro del poder de Rusia, que aun cuando son narrados como una novela, resultan muy cercanos a lo que ha ocurrido en la realidad en esa nación. 

Es interesante que el personaje principal, narrador de la novela, el denominado mago del Kremlin, Vadim Baranov, que se presenta como el consejero más cercano de Putin, asume su rol desde su experiencia en la comunicación[ii], en los medios tradicionales, con vivencias en el teatro y con capacidad de organizar y transformar ese país como un gran escenario teatral a voluntad del zar, Putin.  Y destaco lo de la comunicación, ya que actualmente está considerada como la estrategia central en toda institución o empresa.

Por 20 años se desempeñará junto al zar, entre intrigas de oligarcas y aduladores que de una u otra forma mantienen una guerra permanente.  A contracorriente, él se mantiene como ese consejero culto, descendiente de oligarcas de tiempos pasados, fuera de lo usual, pero desalmado y manipulador.

Son 31 capítulos, donde se recogen informaciones sobre el ocaso de Boris Yeltin y la llegada al poder de Putin, sobre la guerra de Chechenia, los Juegos Olímpicos de Sochi y la crisis de Crimea.  Aparecen personajes como el jugador de ajedrez Kasparov, empresarios, modelos y artistas como las Pussy Riot.  No se dejan afuera líderes mundiales como Angela Merkel, Bush ni Clinton.  Es un repaso a 20 años de gobierno ruso.

Es una novela llena de informaciones y reflexiones sobre el manejo del poder por ese ser enigmático y frio, como se describe a Putin.  Realmente que su lectura se convierte en algo adictivo, que lleva a no soltar el libro hasta que no se termina y es que me atrevo a decir, que conocer los secretos del Kremlin provoca fascinación.

 *(Gracias a mi amiga Raysa por el préstamo)



[i] Da Empoli, Giuliano, 2023, El Mago del Kremlin, Seix Barral Biblioteca Formentor, España

[ii] Salazar, José A.  consultado el 2 de febrero 2023, Comunicación y política: ¿Una lucha por el poder? | Conexión ESAN

domingo, 4 de febrero de 2024

Oh! Que divertidos fueron los años 80s

 

Desde los años 80s he estado “metiendo en una caja” los programas de las actividades culturales que asisto, sin importar que sean de pintura, teatro, ballet o música.  Así he llenado una caja que, leyendo las recientes crónicas de doña Carmen Heredia de Guerrero, 50 Aniversario Teatro Nacional[i], me he animado a revisar.

Y luego de clasificar todo los programas y volantes por década, puedo apreciar cómo ha ido cambiando la calidad de estos, el tratamiento de sus contenidos y su impresión.  Igualmente, ha sido un proceso de evaluar nuestros intereses artísticos en esos años.

En la década del 80, en compañía de Armando, frecuentábamos el Teatro Nacional, tanto para presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional, como de danza moderna y ballet.  El Gran Concierto de Gala con motivo de VL aniversario del Teatro, dirigido por Carlos Piantini, la presentación de la


ópera Tosca en agosto del 1981, la participación de Eugene Fodor en la temporada de concierto de 1987, y el Bolero de Ravel interpretado por el Ballet Clásico Nacional, fueron algunos de los que presenciamos en esos años.

El jazz también fue de nuestros preferidos.  Michael Camilo y “3 encuentros con Historia” y Don Cherry y su cuarteto, fueron presentaciones para recordar, al igual que el Heineken Jazz Festival en Altos de Chavón.  Maridalia es … una, en agosto de 1988, con la dirección de Jorge Taveras, fue una presentación única.  Acudimos a diversas agrupaciones de ballet, destaco la presentación de Ritos, con el Ballet Folclórico Dominicano y coreografías de Fradique Lizardo, Imgard Despradel y Armando Villamil, así como el Ballet de Porto Alegre, Brasil, con su programa Rastros, y el Teatro de Danza Contemporánea D.C. (Washington)

En 1988 Arturo Rodríguez F. estrenó su primera obra teatral, “Cordón Umbilical” con la que había ganado el premio de teatro en Casa de Teatro, y a cuya presentación en la Sala Ravelo no podíamos faltar, al igual que a “Refugio para cobardes”, también de su autoría, en 1989, bajo la dirección de Enrique Chao. En la Sala Ravelo vimos, además, Julieta tiene un desliz, Mi tía la jamona, Mi amiga la gorda, y Esta monja, de otros autores.

Por los catálogos de las exposiciones de pintura se podría decir que lograban mejores patrocinadores y por el número que conservé, que fueron nuestras preferidas.  Silvano Lora en 1986 presentó Un puñado de tierra; Aurelio Grisanty tuvo dos exposiciones, una en La Galería (Mary Loly Pérez de Severino[ii]) y otra en Altos de Chavón; Leopoldo Maler en 1987 presentó Otros Diluvios en el Voluntariado de las Casas Reales. 

En la galería Boinayel fue presentada en 1985 una exposición de Wifredo Lam, el reconocido artista cubano y en esa misma galería en 1984 se había presentado José Cestero.  Mayobanex Vargas expuso en Nouveau Centro de Arte, Dibujos (1988); de Jochi Asiático conservo un hermoso catálogo de su exposición Panteón de los Dioses, presentada en el Museo de Arte Moderno en la primavera de 1988, de Ulloa y Amaya Salazar son otros catálogos que guardé, con presentaciones de A. Fernández Spencer y Jeannette Miller.  Catálogos y presentaciones en esos años eran documentos valiosos tanto por su diseño, como por su contenido.

Armando[iii] y yo no íbamos a todas las actividades culturales, el cine ocupaba su atención en primer lugar, pero me atrevo a afirmar que los años 80s fueron divertidos y ricos en actividades artísticas.