lunes, 27 de noviembre de 2017

Campañas contra la violencia "Ni una más, ni una menos”

 Son los dos lemas más utilizados durante este mes de noviembre dedicado a la Eliminación de todo tipo de violencia contra la mujer.  Se han utilizado en campañas y discursos, y han servido para mover las marchas de hombres y mujeres en nuestro país y en muchos otros alrededor del mundo.
Apoyada en la perspectiva de la comunicación para el desarrollo yo me atrevería a decir, ¡por favor ni una campaña más!  Y no por puro capricho.  ¿Cuántas campañas se han hecho en el país en los últimos años?  ¿Cuál ha sido su impacto? ¿Han dejado de ocurrir feminicidios, abusos y maltratos?
No comprendo cuáles son los motivos que subyacen en las campañas de este año, principalmente las de las instituciones gubernamentales, si recientemente se presentó un  estudio del mínimo impacto de las campañas de años anteriores. Parecería que la planificación parte de una visión de relaciones públicas y propaganda.
¿Cuál es la violencia que se quiere eliminar?  ¿Qué entienden las personas por violencia? ¿Es únicamente la que lleva al feminicidio? ¿Es que se va a eliminar con un proceso de judicialización?  Me parece que no, que como dijo una experta en INTEC, se está partiendo de una visión parcial, cuando debe ser integral y así deben ser los esfuerzos para erradicarla.
Otro punto de partida
Hace unos años tuve oportunidad de participar en encuentros con familias en la zona de Samaná para conversar sobre violencia y el grupo de comunicación que fuimos a buscar información y posibles insumos para una estrategia de comunicación nos quedamos sorprendidos.  Allí se habló de violencia como algo normal en el ambiente familiar, los niños y niñas maltratados física y sicológicamente, hombres imponiéndose con fuerza física o verbal sobre sus compañeras, adolescentes asumiendo el control de sus novias…increíble.
O sea, que para ellos la violencia era parte de su día a día.  Y ahí es cuando se abre un camino diferente que los que planifican actividades de comunicación para el cambio de comportamiento tienen que recorrer.  Echar a un lado nuestras ideas preconcebidas y comenzar a formular con ese público, cómo construir una nueva visión de la convivencia familiar.
Las personas que formulan planes y campañas de comunicación, si es con un enfoque de desarrollo y cambio de comportamiento, tenemos que dejar atrás la creencia de que somos expertos. Conviene partir de la visión que sobre el tema tiene el público que va a consumir los productos comunicacionales, el público que deseamos impactar, olvidar los mensajes y afiches, los spots y los grandes medios y abrir espacios para el diálogo. Se tiene que conocer su visión sobre el tema, sus vivencias, lo cultural, su idiosincrasia, entre otros y oírlos.
Clave para el cambio.
La educación es la base, es la que va a permitir construir desde la infancia una nueva visión,  donde se trabaje sobre la igualdad, de que sin importar género todos los seres humanos tenemos iguales capacidades.
También, desde los años escolares las niñas podrán, si se refuerzan en ese sentido, asumir que son personas competentes, que pueden actuar de manera confiada e independiente de acuerdo a sus necesidades.
Desde luego que se vive con otros tipos de violencia, que a la larga influyen, y es la violencia impuesta por el sistema socio-político de nuestro país, donde la inequidad es lo que prima, su cambio sobrepasa cualquier estrategia de comunicación.

viernes, 10 de noviembre de 2017

De la agenda setting a la espiral del silencio* Primera parte


El establecimiento de la agenda es una actividad intrínseca a los medios de comunicación. Podríamos preguntarnos, sobre que vamos a informar y a qué público vamos a satisfacer con nuestras informaciones.  Con este ejercicio se guía a los consumidores, se le dice sobre que pensar, dejando fuera otros temas o aspectos de temas que se ignorarán si solamente se consume un medio.
Partiendo de mi experiencia, quizás un tanto lejana, como editora de noticias internacionales, podría decir que este rol no se podría desempeñar adecuadamente sin antes conocer cuál es la agenda del medio,¿cuáles son las líneas de interés que ha decidido la dirección del medio?  Estas líneas de interés están muy influidas por un concepto: poder.   ¿Cuáles son los ejes de poder que penden sobre el país, en lo internacional; en lo público y en lo político, y que de una u otra manera afectan al medio?
 Así, recuerdo que establecimos en el plano internacional un eje Estados Unidos –Venezuela y México, y otro Haití-Puerto Rico.  Como ven, nada que ver con la actualidad, pero que respondía a nuestra dependencia de Estados Unidos en lo político y el aspecto migratorio con más de 1 millón de dominicanos residentes en ese país.  Venezuela y México eran nuestros suplidores de petróleo según un acuerdo vigente.  Puerto Rico era en esos años la primera escala para llegar a Estados Unidos de cientos de dominicanos que partían en yola hacia esa isla; y claro Haití, nuestro vecino inmediato que se supone tenga presencia permanente en una agenda de noticias internacionales.
Con esta agenda, el medio pretendía ofrecer información importante y de interés, tanto para la opinión pública, como para el gobierno, a la vez que satisfacía las necesidades informativas de sus consumidores, sus lectores.
Es importante precisar que en esos años, el uso de Internet era limitado, no existían las redes sociales y los medios eran los filtros de las informaciones que facilitaban las agencias internacionales de prensa.
Actualmente, estas rutinas no tienen ninguna validez –gracias a Dios- y todos tenemos acceso a miles de informaciones internacionales de todo tipo.  Además, los centros de poder que penden sobre nuestro país y sobre cualquier país, han cambiado diametralmente.  Después de septiembre 11 y de las denominadas guerras contra el terrorismo nada es igual. 
El escenario en el que discurre la labor periodística ha cambiado completamente.  Dado el acceso privilegiado a informaciones que disponían los medios y que ahora están al alcance de cualquier persona, sin embargo, la agenda de los medios tiene un gran impacto en la opinión pública, quiérase o no.

Aislamiento de las minorías

En el contexto en que Elisabeth Noelle-Neumann desarrolló su teoría de la espiral del silencio en los años 70, la esfera pública podría fácilmente ser controlada por líderes de opinión, medios importantes, con una tendencia a establecer un llamado núcleo duro de opinión que iba dejando de lado a otras opiniones divergentes. Y sigue ocurriendo…
 Noelle-Neuman, en cierto modo estigmatizó a  la televisión, concediéndole gran influencia en  imponer corrientes de opinión sobre el gran público.  Visto desde otro ángulo,  las personas, entes sociales, no quieren sentirse aisladas y asumen las opiniones e ideas mayoritarias. Lamentablemente, las minorías siguen fuera de la agenda de los medios. Aquí tenemos ejemplos diarios.


Cont.

Un relato emocional


En las últimas semanas he dado seguimiento a los acontecimientos en España y Cataluña, muy interesada en los hechos políticos, e interesada en cómo han manejado la comunicación, tanto el gobierno  de España, como el govern catalán.
En conversaciones con amistades de origen español he podido ver lo informados que están algunos sobre el proces y lo indiferentes que han permanecido otros.  Asimismo, he podido percibir cómo algunos se han abstraído de comparar las informaciones que los medios transmiten y solamente han asumido una fuente, ya sea la de Madrid o la de Barcelona.
Al día de hoy, y sin entrar en valoraciones de las decisiones tomadas, me atrevo a considerar algunos aspectos de la comunicación del presidente Mariano Rajoy, como jefe del gobierno español y de Carles Puigdemont, president del govern de Cataluña.
Rajoy desde el primer momento no logró formular un relato que permitiera a la audiencia vislumbrar un interés de diálogo ni de negociación, más bien se encaminó a una judicialización de una situación política, no logrando de este modo llegar a muchos catalanes  moderados o no independentistas.
 Se podría afirmar, siguiendo a Mazzoleni (1998) que privilegió el lenguaje jurídico, dejando de lado el lenguaje exhortativo, que supone registros esenciales para ganar la atención del público, como son la dramatización y la emotividad. En sus encuentros ante los medios de comunicación no se lograba un intercambio, era él quien se dirigía a los medios y no estaba abierto a preguntas. Además, y siguiendo su estilo de hablar,  lucía dubitativo.
Otro aspecto que desviaba la atención en la comunicación del gobierno de Rajoy fue la vocería.  ¿Quién o quiénes eran sus voceros?  Tanto la vicepresidenta del gobierno, como el portavoz del Partido Popular en el congreso de diputados o el vocero del Partido Popular tomaron la palabra en función del señor Rajoy.  Bastante confusión, pues no es lo mismo hablar desde el gobierno, que hablar desde el partido.
La comunicación a través de las delegaciones y embajadas fue escasa y limitada.  En esta semana ha sido la primera vez que veo un artículo en un medio local, firmado por el embajador español acreditado en el país, donde da la versión gubernamental de la situación en Cataluña.  
“El gobierno improvisa su estrategia exterior frente a la propaganda separatista” titulaba recientemente el periódico “El País”, del que no se puede decir sea antigubernamental. (19 de octubre, 2017), o a Rajoy “tal vez” le hacía falta una estrategia de comunicación, como comenta Maite Rico, en ese mismo diario.  
Pese a las intervenciones de Rajoy y sus voceros, no lograron animar a sus seguidores a respaldarles abiertamente.
En cambio, el señor Carles Puigdemont, usando una retórica al estilo Berlusconi, con “un lenguaje fácil, directo y sobre todo asertivo” (Mazzoleni, p.129, 1998), haciendo una clara simbolización del enemigo, utilizando argumentos de autoridad y un enfoque dicotómico de la realidad; conformó un relato  atractivo y creíble para su público. 
El president del govern de Cataluña siempre estuvo ante los medios, lo que sigue haciendo hoy en Bruselas.  Quizás su formación y experiencia como periodista y la asesoría de expertos en comunicación  le permiten esa comprensión de la importancia de este diálogo de cara a las masas.
Según se aprecia, mantuvo siempre la vocería de su gobierno. Siempre habló sobre el curso de los planes del independentismo.  Su vicepresident apenas daba declaraciones.  Sin embargo para algunos Puigdement era usado como “marioneta” por su vicepresident.
Puigdemont mantuvo un activo accionar en las redes sociales.  Publicó mensajes en inglés y francés, idiomas que aparentemente maneja muy bien, y en varios discursos incluyó frases en inglés al igual que en español, o sea que trataba de llegar a otros públicos fuera de Cataluña y de otras naciones.  Con su relato, escenificación, teatralización y constante movimiento logró concitar el respaldo de miles de catalanes. 
Nada es gratis en política y si bien podría decir que el señor Rajoy, carente de una estrategia clara, ha suspendido en comunicación;  la salida de Puigdemont a Bruselas ha dejado su imagen golpeada y su credibilidad huidiza.

martes, 28 de febrero de 2017

Libertad de prensa y posverdad.

 Hace unos años en la revista Chasqui, órgano de divulgación de la CIESPAL, se publicó un artículo firmado por Peter Schenkel, periodista e investigador alemán, donde se cuestionaba si en Estados Unidos de América existía libertad de prensa. Schenkel destacaba los procedimientos que estaban aplicando los servicios secretos y las autoridades judiciales durante el gobierno de George W. Bush con el objetivo de controlar la prensa.
En estos días, leyendo los ataques directos del presidente Trump a los medios, recordé el artículo y lo busqué, más que todo para revisar cómo en los años  90s el gobierno de U.S.A.  se manejaba bajo el pretexto de la seguridad del Estado, ejerciendo presión y hasta enjuiciando a reporteros por rehusar revelar sus fuentes o declarar como testigos frente a un jurado.  Así agentes secretos presionaron y enjuiciaron a reporteros de The New York Times, de Los Angeles Times y a CNN en diferentes casos, que no siempre recibieron mucha prensa.
Sin embargo, en la actualidad, el enfrentamiento es abierto y radical,  encabezado por el mismo presidente, que cada día agrega una piedra más al muro que construye para negar acceso a los medios. La batalla que mantiene con los medios. “principal partido de oposición” según su jefe de estrategia, Steve Bannon, se intensifica, y los insultos y acciones van in crescendo.  “Muchos de los reporteros de nuestra nación ya no cuentan la verdad; muchos de los medios no hablan para la gente, sino para intereses ajenos”, “el público ya no les cree”, “el nivel de deshonestidad está fuera de control”, entre otras invectivas expresadas por Trump contra los reporteros, asumiendo un rol nunca visto en la Casa Blanca.
Pero lo más inusual ha sido la decisión de negar acceso a reporteros de The New York Times, CNN , The Guardian, BBC, The Hill, y otros,  a una rueda de prensa con el portavoz presidencial, Sean Spicer.  No obstante esa acción protestada por la prensa, el portavoz, siguiendo la práctica de la  posverdad, señaló “creo que hemos ido mucho más allá en cuestión de accesibilidad”.  De verdad, que es confuso este manejo de relaciones Casa Blanca-medios.
No obstante, para agregar más leña al fuego,  Trump ha anunciado que no acudirá en abril a la cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, evento en el que los presidentes siempre han participado y que ofrece un escenario relajado, donde hay espacio para que los mandatarios hasta se rían de sí mismos.  Sin embargo, lo mejor de este episodio es la declaración de la vocera Sarah Huckabee Sander, en el sentido de que (Trump) “no fue elegido para pasar tiempo con reporteros y celebridades”. Y entonces, ¿donde está la accesibilidad?
Joseph S. Nye, Jr. en un artículo en periódico español El País, considera que el nuevo presidente de Estados Unidos ha demostrado ser un comunicador político “más eficaz de lo que suponían sus críticos”, pero yo tengo mis dudas, pues manteniendo el  discurso y  accionar  que ha llevado hasta ahora, no me parece así.  Más bien considero que está tratando de controlar la libertad de prensa que él reclama para sí para su conveniencia, en esa tendencia de muchos gobernantes de querer solamente exponer logros y esconder errores.

viernes, 24 de febrero de 2017

Marilyn , sin las gafas de los estereotipos

Hace un par de años mi amiga Irasema me regaló el libro “Mujeres y Libros.  Una pasión con consecuencias”, de Stefan Bollmann, [i] en el que se narra “la historia de la lectura y la escritura femeninas, su poder y su magia”.  Nada es de extrañar que aparezcan pasajes de la vida de Jane Austen, Virginia Woolf, Mary Shelley, Susan Sontag y otras escritoras muy reconocidas de los siglos XIX y XX.

Pero lo que me provoca escribir estas líneas es comentar que entre esas mujeres con pasión por la lectura y que  Bollmann considera que tuvo sus consecuencias, es Marilyn Monroe, quien aparece en el libro en una foto leyendo a Ulises de J. Joyce. Ah! Sorpresa, pero es que siempre oímos hablar de ella como “una rubia sexy” y tonta como se dice de todas las rubias.
¡Qué impactantes son los estereotipos!  Cuando recibí el libro, no me extrañó leer el título del capítulo “Hollywood, 1955.  Marilyn Monroe, la bomba sexual lectora[ii], pues seguía esa línea de cliché con las que se ha identificado siempre a la actriz, gracias a la imagen que Hollywood creo de ella, encasillada en roles de seductora, pendiente de hombres con dinero y  carente de sentimientos auténticos y, claro, de inteligencia.
Sin embargo, en ese capítulo se conoce otra imagen, una Marilyn que lee autores como Dostoievski, Proust y Thomas Wolfe, que se confiesa lectora y que visita librerías y compra libros: “Hojeo unos libros, y cuando veo algo que me interesa lo compro.  Este me lo compré ayer”[iii], dijo cuando llegó a una filmación con un libro de Rilke.  El autor alude que ese posible interés de Monroe en la lectura se debía al hecho de que se sentía avergonzada por haber abandonado los estudios.
Aunque su matrimonio con el escritor Arthur Miller fue muy breve, algunos comentaron que las fotos en las que aparecía leyendo eran una especie de reclamo, de que la miraran no como un símbolo sexual, sino como una mujer que lee. 
Sin embargo,  una serie de fotos que le hizo la famosa fotógrafa Eve Arnold, en la que la estrella aparece leyendo Ulises, son consideradas como una burla a las dos culturas que envolvían a la actriz, la de los estudios que la ataban a contratos leoninos que incluían una imagen determinada, pero también a la “alta cultura” que en los años 50s se distinguía por la falta de sensualidad.  Aparecer en una foto leyendo a Ulises, que aborda el placer sensorial y el placer físico, era una especie de juego, según Bollmann, pues las fotos le otorgaban una carga sexual al acto de leer:  “mediante la figura de la lectora y mediante el libro que ésta lee”.[iv]
De todos modos, conocer estos detalles de la vida de Marilyn Monroe, rompen el estereotipo de “rubia sexual y tonta”.



[i] Bollmann, Stefan, Mujeres y Libros.  Una pasión con consecuencias. Seix Barral, 2015, Barcelona, España
[ii] Ob. citada página 325
[iii] Ob. citada página 330
[iv] Ob. citada págiana 338